Símbolo de riqueza y dinero, un buen plato de lentejas no puede faltar en la mesa de ningún italiano durante la cena de Nochevieja, y poco a poco esta costumbre va instalándose en España. Cuantas más se comen, más se gana. Una creencia que viene de lejos, puesto que los romanos regalaban a principio de año estas legumbres con la intención de que se convirtieran en monedas de oro que incrementaran su poder adquisitivo.
Se crea o no en viejas supersticiones, las lentejas son un plato muy sano con muchas cualidades nutricionales para el organismo, así que nunca está de más comerse un plato de esta riquísima receta.
Dinamarca rompe la vajilla
¿Peligrosa? Sí. ¿Desestresante? También. La manera en la que los daneses dan la bienvenida al nuevo año es una mezcla de estos dos adjetivos. La tradición manda romper los platos tras la cena de Nochevieja. Antiguamente –y todavía en algunas zonas– la vajilla se estampaba contra la puerta de los seres queridos, que quedaban encantados con la acción puesto que representa cariño y buenos presagios para el año siguiente.
Curioso también el rito de saltar desde lo alto de una silla a las doce en punto. Esta tradición afirma que trae buena suerte a todo el que lo hace, por lo que no es raro ver a grandes y pequeños encaramándose al mobiliario de sus casas para atraer todos los vaticinios positivos que les sea posible.
Lunares filipinos que traen fortuna
Un estampado tan andaluz como los lunares es el que usan en Filipinas. En este país se asocian los topos con las monedas debido a su forma circular. También se vincula este tipo de telas a la buena suerte, por lo que las calles filipinas se visten de lunares durante el 31 de diciembre.
Da igual el tipo de prenda que sea –vestidos, faldas, camisas…–, pero es importante que, si es posible, la ropa lleve al menos un bolsillo. En él se meterán unas cuantas monedas que se harán sonar cuando el reloj anuncie la media noche.
Toque de campanas nipón
En Japón también despiden el año con campanadas… pero no doce. La tradición –que recibe el nombre de «joya no kane»– obliga a que durante la transición de Nochevieja a Año Nuevo se toquen hasta 108 veces las campanas de los templos budistas nipones. Con cada tañido del metal se esfuma uno de los 108 pecados que el ser humano tiene por defecto en la mente, evitando así caer en la tentación de llevarlos a cabo. Entre estos pecados estaría la ira, la envidia o el deseo.
Respecto a las costumbres gastronómicas, es muy típico comer «toshikoshi-soba» con la esperanza de que la fortuna de la familia se extienda tanto como este tipo de fideos largos.
¡Feliz 2016!